La vida, aquel camino corto, aquel tiempo que pasa y pasa sin parar, y que no puedes recuperar ni parar. Cada segundo, cada minuto, cada hora… cada vez que dices una palabra queda una menos para decir antes de que llegue la muerte, eso a lo que tememos, eso a lo que estamos todos y cada uno expuestos. ¿De qué sirve aparentar y querer ser más que los demás? ¿De qué sirve creerse superior e infravalorar al resto? ¿Por qué nos creemos tan superiores a las demás especies? Al fin y al cabo, todos tenemos el mismo destino: la muerte. Unos más pronto, otros más tarde; unos con el camino hacia ella más fácil, y otros con el camino más dificultoso, pero de momento, nadie se ha librado de ella, y tampoco nadie ha vuelto.
Todos y cada uno de nosotros tenemos que aprovechar cada momento y cada oportunidad que ésta nos da, vivir alegremente, vivir enérgica y positivamente. Hemos de tomarnos cada día como un nuevo reto, como una nueva batalla, como un nuevo salto en un lugar inmenso, y que cada vez que caes no sabes donde lo harás, por eso la vida es improvisación, es vivir el día a día tal y como se te presenta.
Clàudia Vall-llosera
1r B batxillerat